¿Teatro Portátil?

Hacer teatro en las casas no es ninguna novedad. Ya sea para evitar a la aristocracia las “incomodidades” de tener que desplazarse a un teatro -el teatro de cámara en la ilustración- para esquivar la censura y la represión -el teatro clandestino en Catalunya o Argentina durante las respectivas dictaduras- o simplemente para poder mostrarse al público cuando no hay otra opción –el eterno teatro precario-, el teatro siempre ha ocupado domicilios particulares.
Nuestra apuesta particular, innovadora sólo porque es tecnológicamente posible por primera vez, es trasladar a cada espacio que visitamos condiciones técnicas que hasta ahora solo podían permitirse los teatros. Focos, dimmers, altavoces...
Las funciones de Novecento no empiezan con un interruptor que se apaga y un foco que se enchufa: regulamos luz y sonido con delicadeza. Porque la magia del teatro también la crea la técnica.
Pero no sólo la técnica: hemos preparado un espectáculo deliberadamente intimista. Un actor que narra una historia partiendo del modelo del cuentacuentos, capturando a las espectadores y atrayéndoles a su historia: a su barco. Sin extrañezas, sin rarismos, sin elitismo vacío: la puesta en escena también apuesta por explicar la historia de la manera más llana, amena y divertida posible. Para todos los públicos.
Reivindicamos un teatro hecho desde la periferia pero que sea de calidad y accesible.

Nuestra apuesta es llevar el teatro portátil a cuantos más espacios mejor. Por eso hacemos llegar este dossier a museos, bibliotecas, teatros y festivales. Novecento es una propuesta de calidad que recrea la magia del teatro en cualquier espacio.